
La foto de arriba estuvo involucrada en un escándalo durante la guerra que Israel desató sobre el Líbano en 2006, matando a 1.191 civiles para vengar un incidente fronterizo en que murieron exactamente 0 civiles. A la foto se la editó digitalmente, agregándosele humo para incrementar el efecto dramático de los bombardeos israelíes en Beirut. Como se ve, la imagen parecería transmitir que, como resultado de las bombas israelíes, varios edificios de la capital libanesa entraron en combustión.
Y efectivamente entraron en combustión, dado que la foto es la original, no la trucada (ver la comparación entre ambas
aquí; a mí personalmente hasta me parece más impactante la imagen sin trucar). Esto es, la foto original, por sí sola, ya transmitía un nivel de destrucción elevado, y la imagen adulterada no agrega, de hecho, demasiado dramatismo a la acción, lo cual puede ser índice de la incompetencia del periodista gráfico que practicó la edición, pero también puede ser índice de la destrucción perpetrada por los israelíes (que era de tal magnitud que era difícil de "mejorar").
Ello no obstante, esta foto ha sido un gran caballito de batalla para los sionistas, los cuales tratan de establecer que si esta foto fue adulterada (aun cuando el "valor agregado" de los retoques sea irrelevante) ya hay que sospechar de todo el material gráfico que provenga del Medio Oriente (siempre y cuando inculpe a Israel).
De hecho forma parte de una estrategia de "denuncia" contra lo que ellos llaman Pallywood, palabra tomada de un video elaborado por Richard Landes (pueden verlo
aquí), en el cual se muestran distintos fraudes en que incurrieron periodistas y otras fuentes palestinas, manipulando material gráfico, escenificando acciones de guerra que no ocurrieron, simulando muertes o lesiones, etc.
Lo primero que llama la atención al ver Pallywood es lo inocuo de esas dramatizaciones. Se ven escenas caóticas, con gente que finge ser alcanzada por balazos, personas que son arrastradas fuera de la escena como si estuvieran gravemente heridas, etc.; pero nada que no forme parte de lo normal en un estado de guerra. La distorsión está en que se muestran acciones que no ocurrieron, no en que se vean comportamientos israelíes particularmente atroces. Ninguna descalificación de la conducta bélica israelí podría basarse en las escenas de Pallywood. Esto contrasta fuertemente con las escenas CERTIFICADAS de atrocidades israelíes, como dispararle a un prisionero atado y vendado (
video), usar un niño de 13 años como escudo humano (
foto), dar puñetazos salvajemente a un estudiante en un puesto de control (
video), tirar abajo la puerta de una casa hiriendo a una mujer y dejar que esa mujer muera mientras los soldados destrozan las habitaciones de la vivienda (
video, con explicaciones en inglés), o, en el caso de los colonos, golpear bestialmente con palos a unos ancianos, usando máscaras que recuerdan perturbadoramente al Ku Klux Klan (
historia y video).
Dicho eso, indudablemente está mal que se truquen fotos y videos, y estamos de acuerdo con la Hasbará en que ese comportamiento periodístico es inaceptable.
Pero con lo que no estamos de acuerdo es con la conclusión a que llegan: que si los palestinos mintieron en las escenas de Pallywood, entonces también mintieron en todos los demás videos que demuestran la culpabilidad israelí. Sacar conclusiones generales a partir de una cuidadosa selección de datos es un conocido truco retórico que no confiere absolutamente ninguna validez a dichas conclusiones.
Lamentablemente, los sionistas no son los únicos en usar ese truco. Están en la deshonrosa compañía de los negadores del Holocausto, quienes han señalado inconsistencias y mentiras en los relatos relativos a ese genocidio, y por lo tanto "concluyen" que no hubo ningún Holocausto.
Por ejemplo, el Centro Simon Wiesenthal, uno de los baluartes de la preservación de la memoria del holocausto, fue precursor en eso de agregar humo a las fotos.
Para analizar la evolución de ese reprobable comportamiento, podemos recurrir a Wayback Machine, un archivo donde se recogen todas las páginas de Internet y se preservan para su ulterior uso por investigadores, aun cuando la página sea dada de baja. Veamos lo que ocurrió con una página del Centro Simon Wiesenthal cuyo historial está
aquí. Como se ve, la página fue instalada por primera vez en 1999, y fue dada de baja en 2006.
Si accedemos a la versión del
18 Nov 1999, vemos esta imagen:

Con el dramático pie de foto:
Mientras estos prisioneros eran procesados para usarlos como mano de obra esclava, muchos de sus amigos y familiares eran gaseados e incinerados en los hornos del crematorio. Se puede ver el humo en segundo plano.
Realmente encoge el corazón ese humo. Lástima que, a diferencia del de Beirut, no sólo estaba exagerado sino que no existió.
El fraude fue advertido por los negadores del Holocausto, que en
esta página denunciaron al Centro Wiesenthal con gran mordacidad.
Al ser desenmascarado, el Wiesenthal sustituyó la foto por la verdadera, como se puede ver en la versión del
4 Dic 2000:

Con el pie de foto:
Mientras estos prisioneros eran procesados para usarlos como mano de obra esclava, muchos de sus amigos y familiares eran gaseados e incinerados en los hornos del crematorio.
Ninguna referencia al anterior humo.
A diferencia de Reuters, que pidió perdón por su error, JAMÁS el Centro Wiesenthal reconoció haber trucado las fotos, en lo que muy bien podríamos calificar del
Hollycausto: técnicas de edición fotográfica destinadas a volver más espectacular el Holocausto. Por supuesto, la prensa mundial tampoco otorgó la mínima trascendencia a este fraude, demostrando sus dobles estándares, dado que el trucaje de las fotos de Beirut recibió una cobertura inmensa y universal (¡y eso que los sionistas no ejercen absolutamente ningún control de los medios!).
Pero se dirá que esta foto es evidencia anecdótica. Sin embargo, hay más.
Todos ustedes sabrán que los Nazis elaboraron jabón con los judíos. Por ejemplo, leemos en una emotiva
historia sobre dos viejitos sobrevivientes del Holocausto:
Freda también estuvo en Auschwitz, y vio a David a través de una verja de alambre. Las mojeres tenían más comida que los hombres y Freda pasaba de contrabando sopa y pan bajo una verja de alambre para alimentar a su hambreado esposo.
"Eso duró sólo unos pocos días", dijo Freda. "Después David desapareció. Yo no sabía nada de él ni él de mí."
David fue enviado a otro campo de trabajo donde fue forzado a hacer jabón con cadáveres judíos.
Pues bien: don David mintió (aunque, probablemente, no a sabiendas). Jamás hicieron los nazis jabón con los judíos. En 1991 el historiador israelí Iehuda Báuer concluyó fehacientemente que se trataba de un mito sin asidero. En sus elocuentes
palabras:
Hay que luchar contra las percepciones erróneas del Holocausto, aun si grandes números de sobrevivientes las aceptan como ciertas. No es que los nazis no fueran capaces de esta atrocidad [elaborar jabón con los judíos] --ciertamente lo eran-- pero, en los hechos, no la cometieron.
Los negacionistas del Holocausto se agarran de esto para afirmar que, si la anécdota más repetida sobre ese genocidio es falsa, entonces toda la historia relativa al mismo es inválida.
Los sionistas calcan esa técnica, y afirman que si las acciones registradas en Pallywood son falsas, entonces no existe ninguna opresión de los palestinos, ni existe apártheid en Palestina.
Nunca más válido que aquí aquello de que los extremos se tocan.