La injusticia, según Rachel Shabi, radica en que no hubo tal cosa como refugiados judíos de los países árabes. Algo debe saber del tema: es hija de judíos iraquíes, es decir de las supuestas "víctimas" de la "persecución" antisemita en países árabes. Comenta Shabi:
[D]efinir a los judíos de los países árabes como refugiados es problemático, y muchos judíos mesoorientales se ofenderían ante ello. Innumerables israelíes relatan haber dejado sus anteriores hogares en los países árabes e ilegal y riesgosamente haber migrado antes de 1948. Tales experiencias no incluyen una componente de expulsión: se fueron porque quisieron.
Agrega Rachel:
Hablando con judíos del Medio Oriente hoy en Israel, hay muchas historias positivas de sus tiempos en los países árabes: buenas vidas; todos los derechos; vecinos musulmanes amistosos. Estos recuerdos chocan con la imagen [...] de un antisemitismo árabe desbocado durante este período.
No está sola; la acompañan los líderes políticos de los judíos de los países árabes. Cuando el tema se debatió en la Knéset (parlamento israelí), Ran Cohen, diputado israelí nacido en Irak, afirmó:
Tengo esto que decir: no soy un refugiado. Vine a instancias del sionismo, e impulsado por la atracción que esta tierra ejerce, y por la idea de redención. Nadie va a definirme como refugiado.
Pero la Hasbará parece saber más de los judíos de los países árabes que los propios judíos árabes. Que la patraña de los "refugiados judíos" haya entrado en circulación en contra de toda la evidencia histórica y aun en contra de la opinión y los deseos de los supuestos beneficiarios del infundio es indicativo de la impunidad con que cuenta esta secta para distorsionar la realidad.