Leemos en Ynet que una niña judía de 14 años fue atacada en la localidad israelí de Beitar Ilit por un individuo joven que le arrojó ácido en la cara, las piernas y el abdomen.
Lo curioso de este salvaje ataque terrorista es que no haya recibido difusión en occidente. Si una judía de París, Londres o Buenos Aires fuera agredida similarmente, al día siguiente aparecería en todos los titulares. Pero en el caso de Beitar Ilit no. ¿Se deberá, tal vez, a que el mundo ya está demasiado acostumbrado a la bestialidad palestina, hasta el punto de la insensibilización?
No es así. El motivo por el que el ataque no recibió mayor difusión fue que el atacante de la niña era judío, no palestino. Resulta que Beitar Ilit está fuertemente dividido entre judíos seculares y ortodoxos fundamentalistas, con estos últimos intentando imponer sus costumbres medievales a los primeros. Así, la niña llevaba unas faldas demasiado cortas para la norma ortodoxa, y una camisa sin mangas. Esto fue demasiado para las "patrullas de la modestia" del pueblo, y un chico desequilibrado --como todos los miembros de esas pandillas-- se encargó de administrar el castigo pertinente. La familia de la chica ya había recibido varias amenazas ultraortodoxas por el estilo indumentario de sus hijas.
Reflexionaba un lector de Ynet: "Imáginense la reacción si esto ocurría en Gaza con una chica que se negaba a usar hijab". Efectivamente, en ese caso los videos de la niña quemada con ácido estarían circulando por el mundo demostrando la animalidad palestina. Pero ocurrió en Israel y hay que entenderlo; al fin y al cabo el bisabuelo del muchachito agresor fue sobreviviente de Auschwitz, o por lo menos lo puede alegar sin que nadie tenga derecho a investigarlo, que eso sería antisemita.
En fin, que leyendo esta información no podía menos que reflexionar que la familia de esa niña quizá huyó de un país donde los judíos eran perseguidos por cristianos, sólo para caer en otro país donde los judíos son perseguidos por otros judíos. Un buen punto de partida para comenzar a plantearse qué sentido tiene, si es que tiene alguno, la existencia del Estado de Israel.
jueves, 3 de julio de 2008
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