Ayer el terrorista árabe Sami Kuntar fue liberado por Israel a cambio de los restos de Eldad Regev y Ehud Goldwasser, dos soldados israelíes muertos por la organización musulmana Hizbulá. Hay mucha indignación en Israel por la bienvenida de héroe que se le dispensará a Kuntar (quien mató a una niña de 4 años machacándole la cabeza con un fusil contra unas rocas) en el Líbano.
Y no habría ninguna objeción que hacer si no fuera por la afirmación paralela de que mientras los árabes honran a sus terroristas, Israel no lo hace. "¿Dónde están los honores oficiales a Baruj Goldstein?", se suele leer en blogs sionistas (Goldstein ametralló a 29 civiles árabes en Hebrón).
En primer lugar debemos observar que Israel es un país con un Ejército. Cuando se es un pueblo sin aviones ni tanques, es bastante complicado hacer que un asesinato parezca daño colateral. Cuando se tiene un ejército, es mucho más fácil. Por decirlo crudamente, cualquier piloto o soldado en un tanque israelí puede intencionalmente matar a civiles y después decir que le apuntó a alguna otra cosa. Es su palabra contra la de los palestinos, y es bastante posible --no digo seguro, pero sí posible-- que algunos de los soldados que reciben honores militares en Israel (quién sabe, quizás inclusive Eldad Regev y Ehud Goldwasser) sean en realidad asesinos a sangre fría.
Pero por supuesto que se puede argumentar que, en cualquier caso, los soldados israelíes no son honrados en el conocimiento de que mataron a inocentes.
Sin embargo, antes de la creación del Estado, algunos judíos se involucraron en actividad terrorista seria, matando intencionalmente a civiles. Los archivos del Palestine Post nos ayudan a encontrar algunos ejemplos. Allí, se puede acceder a versiones escaneadas de todas las ediciones de lo que hoy es el Jerusalem Post.
Por ejemplo, el 19 Feb 1948 encontramos en la primera página:
Este artículo informa de una bomba en un mercado precisamente en el día de feria, la cual mató a 6 árabes. El hecho fue más tarde reivindicado por el Irgún, un grupo terrorista judío.
El 1 Abr 1948, también en la primera página, leemos:
Como se ve, la banda Stern, otro grupo terrorista judío, fue responsable del minado de un tren, que mató a 40 árabes.
El 14 Dic 1947, entre muchos ataques contra civiles árabes informados en la primera página, leemos:
Este ataque en una callejuela atestada de gente entre un cine y un café, y en el cual murieron 6 árabes, incluyendo a dos chicos de 16 años, también fue perpetrado por el Irgún.
Pero por supuesto, sabemos que el Irgún y el Stern fueron repudiados por la sociedad Israelí, ¿no?
No.
En 1980, el Estado de Israel honró a los terroristas que mataron a 40 árabes en un tren y 6 árabes en un mercado y otros 6 árabes en la calle (entre innumerables otras atrocidades) otorgándoles galones oficiales. Éste es el galón del Lehi (banda Stern):
Y éste es el del Irgún:
O sea que Israel homenajea a sus propios terroristas, tal y como lo hacen los palestinos, sólo que espera que la gente no se dé cuenta. Pero en un mundo de Internet, con toda la evidencia escaneada que hay dado vuelta, confiar en la mala memoria de la gente puede no ser una muy buena idea.
jueves, 17 de julio de 2008
lunes, 7 de julio de 2008
Asesinos, traidores y... tacaños
Se sabía que los hombres del Mossad, el siniestro servicio secreto israelí, eran asesinos de gente inocente y traidores de sus aliados. Ahora se agrega una nueva e insospechada cualidad: la tacañería.
Leemos en Haaretz:
Realmente es indignante la suma con que retribuían los servicios de Ashtari. 50.000 euros es una cantidad insignificante para alguien que está revelando secretos militares. Al fin y al cabo el hombre se estaba jugando la vida, y ahora parece que la va a perder. Y para colmo no le regalaron esa suma; se la prestaron. Por una cuestión de pudor nos abstendremos de preguntar a qué interés.
Dicen que la noticia causó gran consternación en Israel. Por un lado, pierden a un valioso informante sobre asuntos sensibles iraníes. Por otro lado, no van a poder recuperar el préstamo.
Leemos en Haaretz:
Un tribunal sentenció a un iraní a muerte bajo cargos de espiar para Israel, medios iraníes dijeron el lunes. [El] informe identificó al convicto como Alí Ashtari, un comerciante en productos electrónicos de 45 años que suministró (...) información sensible sobre centros militares, de defensa y de investigación [al] Mossad. Ashtari dijo que había aceptado un préstamo de 50.000 euros de agentes israelíes porque había estado en dificultades financieras[.]
Realmente es indignante la suma con que retribuían los servicios de Ashtari. 50.000 euros es una cantidad insignificante para alguien que está revelando secretos militares. Al fin y al cabo el hombre se estaba jugando la vida, y ahora parece que la va a perder. Y para colmo no le regalaron esa suma; se la prestaron. Por una cuestión de pudor nos abstendremos de preguntar a qué interés.
Dicen que la noticia causó gran consternación en Israel. Por un lado, pierden a un valioso informante sobre asuntos sensibles iraníes. Por otro lado, no van a poder recuperar el préstamo.
jueves, 3 de julio de 2008
Niña judía salvajemente atacada
Leemos en Ynet que una niña judía de 14 años fue atacada en la localidad israelí de Beitar Ilit por un individuo joven que le arrojó ácido en la cara, las piernas y el abdomen.
Lo curioso de este salvaje ataque terrorista es que no haya recibido difusión en occidente. Si una judía de París, Londres o Buenos Aires fuera agredida similarmente, al día siguiente aparecería en todos los titulares. Pero en el caso de Beitar Ilit no. ¿Se deberá, tal vez, a que el mundo ya está demasiado acostumbrado a la bestialidad palestina, hasta el punto de la insensibilización?
No es así. El motivo por el que el ataque no recibió mayor difusión fue que el atacante de la niña era judío, no palestino. Resulta que Beitar Ilit está fuertemente dividido entre judíos seculares y ortodoxos fundamentalistas, con estos últimos intentando imponer sus costumbres medievales a los primeros. Así, la niña llevaba unas faldas demasiado cortas para la norma ortodoxa, y una camisa sin mangas. Esto fue demasiado para las "patrullas de la modestia" del pueblo, y un chico desequilibrado --como todos los miembros de esas pandillas-- se encargó de administrar el castigo pertinente. La familia de la chica ya había recibido varias amenazas ultraortodoxas por el estilo indumentario de sus hijas.
Reflexionaba un lector de Ynet: "Imáginense la reacción si esto ocurría en Gaza con una chica que se negaba a usar hijab". Efectivamente, en ese caso los videos de la niña quemada con ácido estarían circulando por el mundo demostrando la animalidad palestina. Pero ocurrió en Israel y hay que entenderlo; al fin y al cabo el bisabuelo del muchachito agresor fue sobreviviente de Auschwitz, o por lo menos lo puede alegar sin que nadie tenga derecho a investigarlo, que eso sería antisemita.
En fin, que leyendo esta información no podía menos que reflexionar que la familia de esa niña quizá huyó de un país donde los judíos eran perseguidos por cristianos, sólo para caer en otro país donde los judíos son perseguidos por otros judíos. Un buen punto de partida para comenzar a plantearse qué sentido tiene, si es que tiene alguno, la existencia del Estado de Israel.
Lo curioso de este salvaje ataque terrorista es que no haya recibido difusión en occidente. Si una judía de París, Londres o Buenos Aires fuera agredida similarmente, al día siguiente aparecería en todos los titulares. Pero en el caso de Beitar Ilit no. ¿Se deberá, tal vez, a que el mundo ya está demasiado acostumbrado a la bestialidad palestina, hasta el punto de la insensibilización?
No es así. El motivo por el que el ataque no recibió mayor difusión fue que el atacante de la niña era judío, no palestino. Resulta que Beitar Ilit está fuertemente dividido entre judíos seculares y ortodoxos fundamentalistas, con estos últimos intentando imponer sus costumbres medievales a los primeros. Así, la niña llevaba unas faldas demasiado cortas para la norma ortodoxa, y una camisa sin mangas. Esto fue demasiado para las "patrullas de la modestia" del pueblo, y un chico desequilibrado --como todos los miembros de esas pandillas-- se encargó de administrar el castigo pertinente. La familia de la chica ya había recibido varias amenazas ultraortodoxas por el estilo indumentario de sus hijas.
Reflexionaba un lector de Ynet: "Imáginense la reacción si esto ocurría en Gaza con una chica que se negaba a usar hijab". Efectivamente, en ese caso los videos de la niña quemada con ácido estarían circulando por el mundo demostrando la animalidad palestina. Pero ocurrió en Israel y hay que entenderlo; al fin y al cabo el bisabuelo del muchachito agresor fue sobreviviente de Auschwitz, o por lo menos lo puede alegar sin que nadie tenga derecho a investigarlo, que eso sería antisemita.
En fin, que leyendo esta información no podía menos que reflexionar que la familia de esa niña quizá huyó de un país donde los judíos eran perseguidos por cristianos, sólo para caer en otro país donde los judíos son perseguidos por otros judíos. Un buen punto de partida para comenzar a plantearse qué sentido tiene, si es que tiene alguno, la existencia del Estado de Israel.
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