En este blog hemos dado bastantes muestras de ese comportamiento excepcional -- las suficientes como para empezar a dudar dónde termina la excepcionalidad y dónde empieza la cotidianeidad. Pero generalmente se trata de agresiones de las autoridades, sean militares, políticas o religiosas.
Ahora se incorpora una interesante novedad: el racismo desembozado del ciudadano de a pie. Según informa hoy Haaretz,
Docenas de adolescentes judíos fueron captados por una cámara fuera de un shopping de Jerusalén llevando a cabo un ataque brutal a dos jóvenes árabes en el Día de la Memoria del Holocausto este mes. (...) [L]os jóvenes judíos se reunieron fuera del shopping local aramados con cuchillos, palos y bates y atacaron a dos adolescentes árabes, de 16 y 18 años, del cercano campo de refugiados de Shuafat. Uno de los jóvenes árabes, Ahmed Abú Camal, fue apuñalado en la espalda, pero consiguió escapar. Su amigo fue descrito por uno de los sospechosos durante el interrogatorio como una "cama elástica y una bolsa de arena". El sospechoso contó como "todo el mundo saltó sobre él, lo pateó y lo pisó".
En el Día de la Memoria del Holocausto, uno tendería a pensar que los judíos de Israel ("una luz entre las naciones") deberían sentir una gran contrición, pero se ve que los israelíes tienen otras ideas, a saber: vamos a hacerles a los árabes lo que en muchas ciudades europeas se hizo históricamente con los judíos, porque NUNCA MÁS debería ocurrir esto... o sea, no debería ocurrirles a los judíos.
Desde que yo tengo uso de razón se considera a la Argentina un país antisemita, y sin embargo yo jamás vi que se tratara a los judíos de la manera como estos jóvenes israelíes trataron a sus coetáneos árabes. Pero claro, como ocurrió en Israel nadie puede decir nada, y mucho menos pronunciar la palabra "nazis", porque eso... eso sería antisemitismo.
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