lunes, 27 de octubre de 2008

Los dobles estándares de la vandalización



TUMBAS JUDÍAS PROFANADAS EN
[COMPLETAR CON CIUDAD EUROPEA]

¿Cuál sería la reacción internacional a esta noticia? En realidad, no necesitamos averiguar demasiado. Sabemos que la información ocuparía un lugar prominente en los principales medios del mundo, como este, este o este.

Esto contradice toda lógica, dado que a diario se dan violaciones mucho más severas de los derechos humanos en otras partes del mundo. Recientemente, por ejemplo, el Ejército de Resistencia del Señor de Uganda mató a tres adultos que cuidaban una escuala, y luego procedió a secuestrar a un aula de alumnos. Estos niños serán reeducados y convertidos en guerrilleros, como es la horrenda costumbre del ERS. Sin embargo no nos enteramos de esto a través de las mismas fuentes que dan grandes detalles sobre la profanación de tumbas judías.

Por supuesto, este es un análisis deshonesto. Las agencias de noticias y los diarios son negocios y, como tales, tienden a prestar mayor atención a aquellos sucesos que interesarán más a sus audiencias. Y, como dice el dicho, los judíos son noticia. Son --por ponerlo crudamente-- un pueblo mucho más "interesante" que los grupos étnicos de piel oscura de partes remotas del globo.

Pero ¿qué pasaría si los judíos fueran los que profanana tumbas? ¿Se informaría ampliamente sobre ello? En principio tendría que ser así. Los judíos son noticia, tanto cuando son víctimas como cuando son victimarios.

Pero no. No nos enteraremos por un titular del International Herald Tribune que hoy, en la ciudad cisjordana de Hebrón, un grupo de judíos vandalizaron un cementerio islámico. Como informa el Jerusalem Post:

Unos 100 colonos esperaban en el puesto de avanzada Granja Féderman a la salida de Kiriat Arba el domingo a la noche a los soldados israelíes que temen que evacuarán el sitio por segunda vez en 24 horas.

Hacia la 1 de la mañana del domingo, soldados, gendarmes fronterizos y la policía sorprendieron a las dos familias que vivían en el puesto, situado dentro de los límites municipales del asentamiento, en una cuesta que baja de uno de los caminos principales.

Rápidamente evacuaron las familias y destruyeron las dos casas; una pertene3cía a la familia del conocido activista de ultraderecha Noam Féderman, y la otra a la familia del cantor Sinaí Tor.

A la tarde, mientras los soldados y gendarmes permanecían arriba en el cerro, los activistas habían construido una estructura blanca y pequeña de una habitación en el lugar y puesto un generador.

La evacuación del domingo a la mañana disparó una inmediata protesta de los activistas, quienes cortaron los neumáticos de coches palestinos y vandalizaron un cementerio islámico en la vecina Hebrón.


Hay una foto de las tumbas vandalizadas:


¿Por qué no nos enteraremos que estos miembros de un pueblo a quien le han profanado sus tumbas por los últimos 20 siglos ahora profanan ellos mismos los cementerios de otros? ¡Sería una historia tan interesante!

La respuesta parece ser que al pueblo judío se le da un beneficio de la duda que sería la envidia de cualquier otro pueblo. Cuando adolescentes franceses profanan una tumba, se supone que algo está mal en la nación francesa. Cuando adolescentes judíos profanan una tumba, de alguna manera está prohibido pensar que tiene algo que ver con su judeidad, y se supone que son sólo unos cuantos loquitos actuando por su cuenta.

¿Lo son? La respuesta concisa es no. Aunqe el estado israelí de la boca para afuera condena sus actos, al mismo tiempo les da luz verde para ejecutarlos, del mismo modo que la Rusia zarista permitía los pogroms al tiempo que procesaba a algunos perpetradores una vez que la brutalidad había acabado. Asimismo, el Estado de Israel subsidia generosamente a los profanadores de tumbas judíos, dándoles vivienda económica y proveyéndoles servicios. De hecho fue el Estado el que los impulsó a establecerse en Cisjordania en primer lugar.

Y aun así nada de esto recibe la publicidad que merecería en la prensa mundial. ¿Alguien dijo dobles estándares?

lunes, 20 de octubre de 2008

Seguimiento de caso: disparo al pie

Cuando se les presenta evidencia de fechorías israelíes, especialmente del Ejército, siempre se puede contar con que los traficantes de hasbará dirán que:

1) esas acciones lamentables, pero aisladas, salen a la luz porque en Israel hay libertad de expresión; y
2) Israel investiga a las pocas manzanas podridas que hacen cosas malas.

Superficialmente, parecería que sí. Si se informan los crímenes, es porque a alguien se le permitió informarlos; y en efecto se inician procesos contra los soldados o colonos que se portan mal.

Empero, siendo el Medio Oriente lo que es, siempre es saludable apuntar a un nivel un poco más profundo de análisis. Y al hacerlo, surgen dos preguntas: ¿le gente realmente es libre de informar de las acciones criminales del Ejército israelí... o sufren consecuencias? Y los casos que se abren contra soldados que cometen crímenes ¿terminan en condenas?

Para tratar de contestar estas preguntas, decidí investigar un incidente del que ya hemos hablado en este blog: el disparo al pie de un palestino vendado y esposado por parte de un soldado israelí en el mes de julio. No es el único crimen del Ejército israelí que me consta, pero soy medio haragán y aproveché este caso del cual hay mucha información disponible.

¿Quién denunció el disparo? Una niña palestina, que filmó el incidente con una cámara que le había dado su escuela para filmar una fiesta estudiantil. Le entregó el video a B'Tselem, un grupo de derechos humanos israelí financiado por iglesias y organizaciones de izquierda europeas.

Bien. Lo filmó y la historia llegó a los titulares. Pero ¿fue encomiada por el Estado de Israel... o por lo menos dejada en paz?

Ehm, no. Desde el día en que filmó la acción criminal, su casa ha recibido diariamente disparos de las Fuerzas de Defensa Israelíes, las mismas que "hacen todo lo humanamente posible por no herir a civiles". Como se lee en su testimonio:

"Desde que se emitió mi video, los soldados disparan contra nuestra casa todo el tiempo." Las ventanas rotas y agrietadas en el frente del edificio confirman su historia. "Cuando dejamos las ventanas abiertas, lanzan gas lacrimógeno también".


Hay una foto de la niña en su casa:



Nótese el agujero de bala en la ventana en el centro de este detalle ampliado:



De modo que tenemos aquí que la "libertad de expresión" israelí significa que si uno desenmascara al Ejército y no tiene la fortuna de ser judío, la casa de uno recibe disparos. Exactamente como en esas seudodemocracias donde no se cierran diarios, pero los periodistas "contreras" sufren extraños accidentes.

Pero ¿qué fue del comandante que ordenó el disparo y por lo tanto enfrentó la implacable maquinaria investigativa de las Fuerzas de Defensa de Israel? Ciertamente, fue procesado. Pero ¿lo encarcelaron, o lo echaron del Ejército?

Ehm, nuevamente no.

Omri Burbag --tal el nombre de la bestia-- fue removido del comando del batallón, transferido a otro puesto y juzgado en la corte militar bajo el relativamente intrascendente cargo de "conducta impropia".

¿A qué otro puesto? Bien, pasó a comandar la rama motorizada del centro de entrenamiento para la guerra terrestre cerca de Ashkelón. Ver aquí (hebreo).

Así es: el comandante que ordenó dispararle a un prisionero está ahora entrenando a otros soldados.

La conclusión parecería ser que los palestinos no pueden desenmascarar libremente los crímenes de guerra israelíes; y que si bien se inician procesos contra los soldados criminales, estos no derivan en condenas. Lo que destruye otros dos mitos de la Hasbará.

Agradecimiento: Jews sans frontières.

martes, 14 de octubre de 2008

El día que Mahoma manejó en Iom Kipur

La celebración de este año del Iom Kipur, o Día del Perdón, la fecha más solemne del calendario judío, se vio empañada por una ola de disturbios étnicos en la localidad israelí de Acre, uno de los pocos centros poblacionales oficialmente reconocidos como "ciudades mixtas" por el país. Aproximadamente un tercio de los 45.000 habitantes de Acre son árabes; los dos tercios restantes, judíos.

Como es habitual en estos casos, la información sobre los acontecimientos es contradictoria. Tanto judíos como árabes se acusan mutuamente de llevar a cabo un pogrom. Autos y tiendas han sido destrozados y cerca de una docena de casas árabes fueron incendiadas. Ambos grupos han sufrido mucho en términos de daños a la propiedad, aunque no se registraron víctimas.

Sin embargo, lo que no se discute es el incidente que desencadenó los disturbios. De acuerdo con Haaretz:

Los disturbios, algunos de los peores que ha visto la ciudad en años, comenzaron hacia la medianoche del miércoles luego de que un residente árabe de la Ciudad Vieja de Acre entró con su coche en un barrio predominantemente judío del este de Acre, donde dijo que vivía. Adolescentes judíos en el lugar dijeron que el árabe estaba deliberadamente haciendo ruido y fumando cigarrillos. Los jóvenes atacaron al hombre y poco después un grupo de jóvenes árabes llegó al lugar, iniciando un disturbio.

Personalmente no me gusta la gente que hace ruido y fuma. Prefiero a los no fumadores silenciosos. Dicho eso, reconozco que ninguna de ambas actividades es ilegal.

El problema aquí, empero, es que tanto operar máquinas (como coches o reproductores de CD) como fumar están prohibidos durante Iom Kipur, y la población judía vio la actitud del árabe como una provocación.

¿Y saben a qué me recuerda esto? A las caricaturas danesas de Mahoma. Los musulmanes se enfurecieron ante los claramente provocativos dibujos, pero, ¿recuerdan?, tendrían que haber mantenido la racionalidad. Después de todo, ellos no tienen derecho a imponer sus creencias religiosas a los cristianos europeos.

No veo a los que presentaron ese argumento aplicándolo a la situación de Acre. Los judíos no tienen derecho a imponer su prohibición supersticiosa de ciertas actividades en fechas determinadas a la ciudadanía árabe de Israel. Pero los campeones de la racionalidad que tan rápidamente descalificaron a los musulmanes por su reacción ante las caricaturas súbitamente comprenden la ira judía hacia quienes no observan el Iom Kipur; o, al menos, omiten condenar su irracionalidad y aseverar inequívocamente que fueron los judíos, no los árabes, quienes iniciaron los disturbios después de ofenderse absurdamente.

Lo que es peor, ¡los propios líderes árabes israelíes se han disculpado por un individuo árabe que ejercía sus libertades! Una declaración de residentes árabes notables de Acre afirmó:

En Iom Kipur y en todos los Iom Kipures respetamos, por nuestra propia voluntad y sensibilidad, la santidad del día para los judíos y evitamos, casi todos nosotros, violar su carácter sacro desistiendo de organizar actos públicos y a manejar nuestros autos. (...) Lamentamos que una minoría insignificante de nosotros no tuviera ese cuidado y decidiera manejar sus autos en un barrio judío hiriendo los sentimientos de los vecinos judíos.

Esta declaración es muy reveladora del estado de dhimmitud, o estatus de minoría protegida, en que viven los árabes israelíes. Como ciudadanos de segunda, tienen que cuidarse mucho de no "herir los sentimientos" de gente que vino a Acre hace sólo 60 años, cuando ni un solo miembro de la población árabe existente había jamás en su vida avistado una kipá. Por supuesto, no hay ninguna reciprocidad, y los judíos de Acre toman libremente cerveza, prohibida por el Islam, durante el mes sagrado de Ramadán.

La respuesta al ridículo mea culpa de los notables árabes fue un llamamiento subido a Internet:

No compraremos nada más de los árabes, no respetaremos ninguna de sus festividades ni sus lugares. Árabes de Acre, vayan a buscarse un lugar en las aldeas. (...) Un judío es el hijo de un rey; un árabe es el hijo de un perro.

Vivimos en un mundo muy irracional.

martes, 7 de octubre de 2008

Moralidad e hipocresía

En un debate que estamos teniendo en el blog Desde Sefarad, uno de mis oponentes, Buena Prensa, discute mi aseveración de que el comportamiento de Israel merece una atención particular. El argumento de Buena Prensa, bastante remanido por otra parte, es que Israel es un país como cualquier otro: ni mejor ni peor, ya lo dijo Golda Meir varias décadas atrás. Entonces ¿por qué se habría de vigilar tan meticulosamente y buscarle pelos en la leche a un país imbuido de tanta normalidad?

Pero basta rascar un poco bajo la superficie para observar que no es cierto que ésa sea la forma como Israel se ve a sí mismo.

Hace un par de meses, un soldado israelí le disparó al pie a un civil palestino detenido, maniatado y vendado. Una chica palestina de 16 años filmó el incidente y entregó el video al grupo de derechos humanos israelí B'Tselem, el cual lo difundió nacional e internacionalmente. En nota republicada en el propio blog de Buena Prensa, el analista argentino-israelí Mario Wainstein comenzó por informar:

[L]a organización Betzelem, que es quien presentó la denuncia, es la que le dio a la familia la filmadora y lo hizo porque obraban en su poder múltiples denuncias pero no tenían las pruebas


Ya aquí hay un primer desvío informativo: la chica filmó con su propia cámara y por su propia iniciativa, no con una cámara de B'Tsélem y dentro de un programa de esta organización.

Más adelante, Wainstein se lamenta de los antisionistas que se regodean ante la información y aprovecharán el suceso para castigar todavía más duramente a Israel. En el párrafo crítico de su nota, apunta el sionista:

Es lógico que el disparo de un soldado judío a los pies de un palestino con balas de caucho, provocando una herida en el pulgar de su pie, tenga mayor difusión y provoque más denuncias morales que la glorificación de un sujeto, no judío, que asesinó a golpes a una niña de cuatro años. Es tan lógico como la liberación de centenares de árabes palestinos a cambio de un prisionero israelí.

No lo digo con ironía, creo que ustedes tienen razón. No se trata de un doble rasero. Ustedes, sencillamente, saben que nosotros somos superiores moralmente y por eso nos exigen lo que a otros no. Creo que es cierto y tienen razón. Somos superiores.

Tan superiores, que la denuncia de la conducta inmoral no provino de ustedes sino de nosotros, de una organización no gubernamental israelí y judía que se llama, y no por casualidad, ''Betzelem'', que quiere decir ''a imagen'', un nombre extraído de la Biblia hebrea, que dice que el hombre, todos los hombres, fue creado a imagen y semejanza de Dios.


En lugar de aceptar que Israel es un Estado como todos los demás, que en situaciones de guerra cometen actos perversos, Wainstein se esfuerza por minimizar el suceso y glorificar el comportamiento israelí. "Una bala de caucho": falso; se trata de balas de metal revestidas en caucho, que no deben dispararse a menos de 10 metros (el disparo al palestino fue a un metro de distancia). "La denuncia de la conducta inmoral no provino de ustedes sino de nosotros": falso; la denuncia provino de la niña palestina, y si la formuló ante B'Tselem fue porque sabía que si la denunciaba al Ejército o a la policía ambos organismos hubieran encubierto el incidente.

Por otro lado, obsérvese cómo Wainstein se apropia del trabajo de B'Tselem, haciendo aparecer como representativos del carácter nacional israelí a un grupo marginal de ciudadanos, despreciados por la mayoría de la población y sin absolutamente ningún poder político, que de manera quijotesca (pero no heroica; heroica fue la niña que filmó, y en otro post veremos por qué) se dedica a mostrar lo que a Israel le gustaría barrer bajo la alfombra.

En resumen, Israel no es el país más moral del mundo, y por lo tanto no hay por qué informar tanto sobre nuestros crímenes de guerra. Por otro lado, Israel es el país más moral del mundo, y eso compensa que les peguemos tiros en el pie a detenidos vendados y esposados.

¡Hipócritas!