domingo, 28 de septiembre de 2008

La analogía irlandesa

Hoy leo en Haaretz un artículo de Aluf Benn que plantea una analogía entre Palestina e Irlanda. Se trata de uno de esos artículos que empiezan en tono neutro, considerando con aparente imparcialidad los argumentos de palestinos e israelíes, pero después imperceptiblemente se van deslizando hacia demostrar la irrazonabilidad de los palestinos, para terminar concluyendo que, aunque tanto israelíes como palestinos tienen culpas en el asunto, la culpa la tienen los palestinos.

El artículo plantea que en 1921 Gran Bretaña ofreció a Irlanda más o menos lo que Ólmert le ofrece a Abbas hoy. Irlanda del Sur vendría a ser la parte de Cisjordania que pasaría a los palestinos. Irlanda del Norte vendría a ser los bloques de asentamientos judíos: lo que la potencia ocupante se quedó para sí. Si solamente los palestinos renunciaran a su posición maximalista y aceptaran ceder esos asentamientos, en el resto podrían construir un país tan próspero como Irlanda.

Es curioso que a Benn esto le parezca una buena solución, teniendo en cuenta lo que ocurrió en los asentamientos, es decir en el Úlster, en los últimos 40 años. En la sección de comentarios, un irlandés bajo el seudónimo de Kevin Kavanagh le respondió y lo transcribo textualmente, pues me ahorra redactar una argumentación:

La comparación con Irlanda es engañosa. Los "bloques de asentamientos" a que se refiere estaban confinados a una parte de la isla y no interferían con la contigüidad geográfica y la viabilidad del estado. La capital de la República de Irlanda, Dublín, fue entregada en su totalidad a los irlandeses, a diferencia de Jerusalén. A los irlandeses se les ofrecía la perspectiva de una nación estado sustancial y viable. A los palestinos se les ofrece (...) reservas tipo Bantustán completamente aisladas del mundo exterior. Si esto se les hubiera ofrecido a los irlandeses, en Inglaterra se seguirían poniendo bombas hasta el día de hoy.

Agrego yo que cuando los irlandeses arrojaban bombas en pubs ingleses, Inglaterra no destruía Irlanda en represalia. Ni siquiera demolía las casas de los padres de los terroristas.

Hacia el final, el artículo hace un esfuerzo por volver a la ecuanimidad:

Para que haya un avance decisivo [en las negociaciones], tenemos que entender las diferencias básicas entre ambas partes, y tratar de cerrar la brecha entre Marte y Venus.

Pese a las buenas intenciones expresadas en esta analogía cosmológica, el hecho es que el articulista termina diciendo cuáles son los errores de los palestinos, pero no se le ocurre un solo ejemplo de cosas que los israelíes puedan estar haciendo mal. Con esa predisposición es difícil que se llegue a cerrar ninguna brecha.

lunes, 22 de septiembre de 2008

MEMRI en apuros

Aquellos que, en nuestro extremo antisemitismo, leemos diariamente AntiWar y Counterpunch estamos acostumbrados a sus periódicas "semanas de compromiso", en que se pide a los lectores que contribuyan dinero para evitar que ambos sitios tengan que cerrar y los neocóns queden finalmente libres para apoderarse del mundo. Pero ¿adivinen quién, en la vereda de enfrente, también está solicitando la caridad de sus lectores? Así es: MEMRI. Cuando me enteré, me dije "Ey, ¿por qué no donar? Yo doy todo mi apoyo a la libre expresión, y ofrecer traducciones de alta calidad de ítems cuidadosamente seleccionados de la prensa de los países islámicos para hacerlos quedar como bárbaros es, después de todo, libre expresión."

Y parece que necesitan en serio el dinero. El Instituto de Investigación sobre Medios Periodísticos en Medio Oriente ha, en efecto, lanzado un llamado urgente en los siguientes términos:

Como lector de MEMRI, usted está familiarizado con nuestros continuos esfuerzos en la última década para "Cerrar la brecha lingüística entre el Medio Oriente y Occidente". Esta tarea ya no es posible.

En este punto crítico, le pedimos que ayude a que MEMRI continúe sus operaciones [Donar electrónicamente en (URL para donaciones)]

  • En la última década, MEMRI ha acumulado los mayores archivos abiertos de traducciones y análisis de fuentes primarias en árabe, farsí, turco y urdú. Estos archivos incluyen decenas de miles de páginas de reportes y más de 15.000 minutos de programas de televisión traducidos de los canales árabes e iraníes.
  • MEMRI divulga, en promedio, más de 10 informes importantes por semana, y actualiza sus nueve sitos web y blogs con nueva información diariamente.
  • MEMRI ES LA ÚNICA ORGANIZACIÓN EN EL MUNDO QUE OFRECE ESTE SERVICIO.

El instituto prosigue detallando la importancia de sus altruístas esfuerzos:

QUIÉN SE BENEFICIA DEL TRABAJO DE MEMRI

  • Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos: ejército, armada, marines y fuerza aérea.
  • Departamentos y organismos federales como la Casa Blanca, el Departamento de Defensa, el de Estado, el de Seguridad Interior, el de Justicia, el FBI, el del Tesoro, el de Comercio, el de Transporte y otros.
  • Autoridades estaduales y locales en los 50 estados, en asuntos de seguridad interior.
  • Más de 500 instituciones académicas del mundo. Esto incluye a cada estado de los EEUU, así como a 172 países en todo el mundo.
  • Y el público en general.

Aun cuando la comunidad de apoyo a Israel puede considerarse técnicamente como parte del "público en general", es insólito que no reciban ninguna mención específica. Es imposible imaginarse usuarios más ávidos de MEMRI que los blóguers sionistas y otros diseminadores de hasbará, pero por algún motivo no se les atribuye el estatus de beneficiarios a que tienen derecho.

También es sorprendente que todos los organismos gubernamentales que se supone que se benefician de MEMRI sean estadounidenses. Los organismos israelíes están completamente ausentes de la lista. Esto es extraño, dado que los israelíes parecen integrar una gran parte de la audiencia de MEMRI. De hecho, en su página de idiomas, donde los que no hablan inglés son redireccionados al sitio de MEMRI traducido a sus idiomas, se ofrecen breves descripciones de lo que es MEMRI en ruso, chino, japonés, italiano, francés, alemán y castellano... pero no en hebreo (esto es, se supone que los lectores de hebreo están familiarizados con MEMRI, a diferencia de los otros). Asimismo, la versión en hebreo tiene un dominio israelí (http://www.memri.org.il/), mientras que ninguna de las otras traducciones tiene un dominio nacional.

Ello aparte, antes de donar decidí verificar algunas de las razones de MEMRI según las cuales yo debería soltarles mi dinero. MEMRI afirma "Cerrar la brecha lingüística entre el Medio Oriente y Occidente". Hasta donde yo sé, Israel es un país del Medio Oriente, y allí se habla hebreo, pero por alguna razón MEMRI no brinda traducciones del hebreo. Por ejemplo, cuando Israel secuestró a Omar Barghouti, el diario israelí Haarez informó:

במצור הראשוני על הבית השתתפו חיילי גדוד מחטיבת שריון ומחלקת חיילים מגדוד החי"ר דוכיפת
חיילי דוכיפת נדחסו לאמבולנס ממוגן כדי להגיע במהירות האפשרית לבית שבו הסתתר ברגותי ולסגור אותו מכל עבריו
על המבצע פיקד מג"ד השריון

Lo que significa:

El asedio inicial de la casa implicó a soldados de un batallón de una brigada motorizada y soldados del batallón Dujifat. Los soldados del Dujifat fueron embutidos en una ambulancia protegida para llegar lo más rápido posible a la casa donde se escondía Barghouti y sellarla. El jefe del batallón motorizado comandó la operación.

Puesto que este párrafo no apareció en la versión en inglés online de Haaretz, su traducción habría sido muy importante para los lingüísticamente deficientes occidentales, puesto que nos habríamos enterado de que los israelíes hacen exactamente lo que les achacan a los palestinos, esto es usar ambulancias con fines militares.

Pero por alguna razón MEMRI no consideró necesario cerrar esta particular brecha lingüística.

Otra razón para ayudar a MEMRI puede hallarse en su declaración de objetivos, de acuerdo con la cual el Instituto fue fundado

en febrero de 1998 para informar el debate sobre la política de Estados Unidos en Oriente Medio[;] MEMRI es una organización independiente, no partidista y sin fin de lucro[.]

Es bueno ver a la gente informar debates, pero ¿es esa la meta real de MEMRI? Bien... no del todo. Cuando fue fundada, la declaración de MEMRI lucía algo diferente:

En su investigación, el instituto enfatiza la permanente relevancia del sionismo para el pueblo judío y para el estado de Israel.

Esta frase crucial ahora falta. (Entre paréntesis, ¿por qué dirían que les interesan otras cosas cuando lo que quieren decir es Israel? ¿Deshonestidad intelectual? ¿Autoodio? Yo voy a llamarlo por su verdadero nombre: antisemitismo.)

De modo que después de averiguar si realmente cerraban brechas lingüísticas, y ver que lo hacían sólo selectivamente; y después de verificar si eran sinceros en sus objetivos, y ver que no, decidí no donar a MEMRI. Yo doy todo mi apoyo a la libre expresión, no a los mentirosos.

***

Gracias a prácticamente todo el mundo virtual, pero particularmente a:

Lawrence of Cyberia, por informar sobre el artículo de Haaretz y proporcionar la traducción;

Arab Media Watch, por desenterrar la declaración de objetivos original de MEMRI;

Wayback Machine, por preservar antiguas páginas web con los esqueletos que alguna gente quisiera esconder en armarios;

y, agárrense,

Little Green Footballs por darme a conocer el esfuerzo de MEMRI por beneficiarse económicamente de los aterrorizados judíos estadounidenses.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Quién se fue de qué

"Barak les ofreció a los palestinos el 97% de Cisjordania, y Arafat se fue de las negociaciones". ¿Cuántas veces hemos leído esto? Para mayor efecto dramático, a menudo se agrega "... sin siquiera molestarse en hacer una contrapropuesta". La fórmula se repite infatigablemente con variantes menores. A veces es el 93%, otras el 94, 95 o 98% (curiosamente, nunca se habla del 96%), pero la idea básica es que se hizo una oferta generosa y los palestinos aprovecharon una vez más la oportunidad de desperdiciar una oportunidad.

¿Fue así? Primero veamos la afirmación de que no hicieron ninguna propuesta. Esto parece no ser cierto. En una entrevista, el negociador israelí Shlomo Ben Ami dijo esto:

[E]n Camp David alcancé a ver una especie de mapa palestino. Era un mapa que reflejaba una concesión de menos del 2% de su parte a cambio de un canje territorial en una proporción de 1 a 1. Pero los territorios que querían no eran en las dunas de Jalutza; los querían junto a Cisjordania. Recuerdo que de acuerdo con su mapa, Kojav Iair, por ejemplo, iba a estar incluido en el territorio del Estado palestino; exigían la soberanía sobre Kojav Iair.

Por más que intente enterrar la palabra "mapa" en lo más profundo de su declaración, lo cierto es que este hombre vio uno, y suficientemente detallado para notar cuáles poblaciones iban a estar en el Estado palestino y cuáles no. Lo que pasó fue que no le gustó la propuesta.

Por supuesto, es posible sostener que una negociación es una negociación, y siempre hay que hacer concesiones. Pero esta negociación particular era de tierra por paz: esto puede interpretarse como toda la tierra por toda la paz, no parte de la tierra por toda la paz. Que los israelíes les digan a los palestinos "les vamos a dar la mayor parte de su tierra pero vamos a quedarnos con este o aquel territorio que era suyo" es como si los palestinos les dijeran a los israelíes "vamos a suspender los atentados suicidas, pero de vez en cuando vamos a tirar un cohete o dos sobre Sderot". Renunciar al 2% del territorio propio a cambio de un compromiso total de paz me parece a mí una concesión más que suficiente.

Pero aun si se disiente con eso ¿es cierto que Barak les ofreció a los palestinos más del 90% de Cisjordania?

Los mapas parecerían sugerir que no. Esto es lo ofrecido en Camp David (CLICK EN LA FIGURA PARA AGRANDAR):



Lo verde es palestino, lo rosa es israelí, lo rosa rayado es una zona de seguridad controlada por Israel. ¿A ustedes les parece que lo verde es el 93-98%? A mí tampoco. Si fuera matemático podría hacer cálculos y determinar exactamente qué porción del mapa corresponde al Estado palestino.

Pero sin entrar en ese detalle, cualquiera que vea este mapa inmediatamente se da cuenta de que es una visión inaceptable de un Estado palestino. No es contiguo, para empezar: un ancho corredor de asentamientos israelíes, que va de oeste a este, divide la parte norte de la sección sur. Además hay dos cuñas de asentamientos que penetran profundamente en territorio palestino alcanzando los asentamientos de Shilo y Ofra, el último de los cuales fue construido sobre propiedad privada palestina según la admisión del propio Israel. De modo que en la práctica, la sección norte estaría dividida en tres pedazos con contigüidad sólo parcial.

¿A cuánto asciende la apropiación de tierra con este plan? Aunque Israel nunca dio cifras oficiales, después de que las negociaciones fracasaron Ehud Barak escribió un artículo en el New York Times en que delineó qué se necesitaba para la paz. Dijo Ehud:

Lo que Israel debe hacer ahora es tomar medidas para asegurar la viabilidad a largo plazo de la mayoría judía. Esto requiere una estrategia de desconexión de los palestinos --aun unilateral si es necesario-- y un proceso gradual de establecimiento de fronteras seguras, demarcadas para abarcar más del 80% de los colonos judíos en diversos bloques de asentamientos sobre un 15% de Judea y Samaria, y asegurarse una ancha zona de seguridad en el Valle del Jordán.

Ahora; anexar bloques de asentamientos con un 80% de los 180.000 colonos judíos en Cisjordania fue la política oficial israelí todo el tiempo durante Camp David. Este artículo aclara, por fin, el monto de tierra implicado: 15% de Judea y Samaria, no 3 a 7%. Añádase la "ancha zona de seguridad", y como mínimo 20% de Cisjordania quedaría bajo control israelí.

No sorprende que los palestinos se retiraran. El abismo entre su oferta de una concesión de tierra del 2% y la exigencia israelí de un 20% era demasiado profundo para resolverlo en aquella negociación.

Sin embargo, las negociaciones continuaron, y en diciembre de 2000-enero de 2001 Barak hizo una segunda oferta en Taba. Este es el mapa (CLICK EN LA FIGURA PARA AGRANDAR):



Esto parece una propuesta de 93-97%. Los bloques de asentamientos son limitados. Hay contigüidad territorial. La zona de seguridad en el Valle del Jordán desapareció. ¿Por qué, entonces, se retiró Arafat de la negociación de Taba?

La respuesta es que no se fue. Fueron los israelíes los que suspendieron las negociaciones. El 8 de febrero de 2001, el asesor de medios de Barak declaró que:

El primer ministro y ministro de defensa Ehud Barak aclaró esta mañana que las ideas presentadas durante las recientes negociaciones llevadas a cabo con el presidente de la Autoridad Palestina, incluyendo las presentadas en la cumbre de Camp David y por el presidente Clinton hacia el fin de su período presidencial, no son vinculantes para el nuevo gobierno a formarse en israel.

Por tanto, hubo una oferta rechazada por los palestinos, pero no fue del 93-97% de Cisjordania; y hubo una oferta del 93-97%, pero no fue rechazada por los palestinos. Esto puede resumirse en la siguiente tabla:

Lugar de negociaciónQué se ofrecióQuién se fue
Camp David80-85%los palestinos
Taba93-97%Israel


Al mezclar libremente los hechos que ocurrieron en Taba (la oferta del 93-97% de Barak) con los que acontecieron en Camp David (la retirada de Arafat de las negociaciones), los sionistas consiguen decir todavía otra verdad a medias que en los hechos es una mentira completa.

sábado, 20 de septiembre de 2008

De la ambigüedad del castellano

Cuando uno se ha familiarizado suficientemente con la lengua inglesa (y, supongo, con cualquiera otra, pero la inglesa es la que conozco mejor), empieza a notar que el castellano no practica importantes distinciones que el inglés sí. Por ejemplo, la palabra castellana sueño puede significar "acto de dormir" (inglés: sleep) o "visión que se tiene cuando se duerme" (inglés: dream). Similarmente, la palabra esperar vale para "aguardar" (inglés: to wait) y para "confiar, tener la esperanza de" (inglés: to hope). El hablante de castellano quizá ni entienda la necesidad de diferentes palabras para cubrir esos distintos significados, pero para un anglohablante la ausencia de estas distinciones es sorprendente.

En este post, quisiera hablar de todavía otra palabra castellana que tiene significados distintos y no necesariamente relacionados: antisemita.

Antes de continuar debo decir que yo no discuto que sea antisemita bajo la actual definición de la palabra. De todos los pueblos del mundo, les niego a los judíos, y sólo a los judíos, el derecho a la autodeterminación en su tierra ancestral. Con ese objetivo, me la paso demonizando (nuevamente: bajo la actual definición de esta palabra) exclusivamente a Israel, y jamás escribí una palabra sobre las tribulaciones de los tibetanos en China.

Por supuesto, yo podría argüir (la gente perversa siempre arguye algo) que le negaría a cualquier otro pueblo la autodeterminación en condiciones similares. Me opondría, por ejemplo, a que los gitanos retornaran al lugar en el norte de India de donde se supone que vienen y crearan un país después de desplazar a 700.000 sijs (o lo que sea). Para dar un caso real, no hipotético, me opuse al derecho a la autodeterminación de los afrikáners en Sudáfrica, después de que se apoderaran de las mejores tierras y recluyeran a los negros en los bantustanes de Venda, Ciskei, Transkei y Bophuthatswana. Pero todo esto es irrelevante. La Sudáfrica del Apártheid no existe más, ningún miembro de la nobleza británica les ha prometido a los gitanos un hogar nacional y los ingleses ya no controlan India de todas maneras. De modo que en la práctica mi único problema es con la autodeterminación de los judíos (tal como se la ejerce actualmente) y soy un antisemita bajo la definición de diversos organismos internacionales. No hay discusión posible.

Sin embargo, la palabra antisemita tenía un anterior significado todavía en uso. Mucha gente, especialmente las generaciones jóvenes, se sorprenderán al enterarse del mismo, pero realmente sigue vigente. Un antisemita solía ser alguien que odiaba a los judíos como un todo. Esa gente se oponía a tener un vecino judío, o a que sus hijos se casaran con personas judías. Evitaban trabajar con judíos, nunca les prestaban dinero (aunque sí les pedían prestado) y apoyaban distintas formas de discriminación económica y social contra los judíos. Bajo condiciones apropiadas (guerras, invasiones, crisis, etc.), quemaban sinagogas, saqueaban propiedad judía y aun mataban a judíos, o ayudaban a quienes llevaban a cabo las matanzas.

Estos paleoantisemitas (neologicemos un poco) de ninguna manera han dejado de existir. Curiosamente, muchos no se oponen a la autodeterminación judía en Israel. De hecho, conozco a unos cuantos antisemitas argentinos que estarían muy felices de ver a los judíos emigrar a Israel después de que su ciudadanía fuera revocada y sus propiedades confiscadas.

Bien; y ésta es mi propuesta: el castellano necesita palabras distintas para describir a estos dos diferentes grupos de gente. Podría ser antisemita y contrasemita, por ejemplo. O antisemita y antihebreo. O... eh... antisemita y antisionista. Con respecto a esta última posibilidad, aclaro que no me opongo a que se use la palabra antisemita para describirme a mí, y antisionista para describir a alguien que le pega a un judío sólo porque es judío. (Esto es, no deseo privar a nadie del placer de llamarme antisemita; no quisiera negarle al pueblo judío también ese derecho.)

Pero una cosa es segura: no se puede usar la misma palabra para describirnos a nosotros, los que queremos negarles a los judíos, y sólo a los judíos, el derecho a la autodeterminación, y a ellos, los que solamente quieren quemar sinagogas, apuñalar a judíos y expulsarlos de sus países. Simplemente no es justo hacia ellos.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Dos aniversarios

I.

Hace 26 años, el 5 de septiembre de 1972, el grupo terrorista palestino Septiembre Negro secuestró a 11 deportistas israelíes que participaban en las Olimpíadas de Múnich. Sus reclamos incluían la liberación de 234 personas, mayormente palestinas, encerradas en prisiones israelíes. El gobierno de Golda Meir se negó terminantemente a ninguna negociación. No existió ninguna oferta de ayuda israelí al gobierno alemán, que no tenía experiencia en manejo de crisis con rehenes. Después de un intento de rescate marcado por una absoluta inepcia de parte de los alemanes, los terroristas mataron a todos los atletas israelíes.

Es muy conocido que Israel no dejó ese horrendo crimen impune. Uno a uno fue asesinando a los responsables de la atroz masacre, en una operación conocida como Ira de Dios llevada a cabo por el servicio secreto israelí, el Mossad. El Estado israelí no permite que ningún judío muera gratuitamente (si muere un árabe israelí no hay problema), porque Israel fue creada para que nunca más haya un Holocausto.

Pero...

Durante su cacería de los terroristas, el Mossad cometió un error.

El 21 de julio de 1973, en la localidad noruega de Lillehammer, los israelíes acribillaron ferozmente a balazos a Ahmed Bouchiki, un camarero marroquí y hermano del fundador de los Gipsy Kings Chico Bouchiki, que esperaba el autobús de vuelta a su casa junto a su esposa embarazada. El Mossad lo confundió con Alí Ahmed Salameh, uno de los terroristas de Múnich (más tarde liquidado en Beirut con un coche bomba). Cinco de los asesinos fueron capturados por Noruega y soltados luego de... 22 meses de prisión. ¡Qué cruel que es el antisemita mundo con los judíos! El líder de los asesinos del Mossad, Michel Harari, huyó a Israel, y el país se negó a extraditarlo a Noruega, siguiendo una larga tradición de otorgamiento de impunidad por parte de Israel a criminales hebreos, beneficio que alcanzó también al genocida judío Solomon Morel, el cual asesinó a 1.500 alemanes en un campo de concentración.

El crimen de Bouchiki fue igual de grave que el de los atletas israelíes. Fue el crimen cometido por un país al cual no le importan los inocentes (los no judíos, esto es), los cuales pueden ser perfectamente daño colateral en aras de un objetivo superior: vengar muertes judías.

En estos días en que se recordaron hasta el hartazgo las muertes de los atletas israelíes, ¿alguno de ustedes oyó hablar de Bouchiki? Ni lo harán. En la película Munich, de Steven Spielberg, se ficcionaliza la cacería de los terroristas palestinos, pero no se dice una palabra de Lillehammer. Pura casualidad, dado que la liberal Hollywood es un auténtico bastión del antiisraelismo, y los sionistas no tienen absolutamente ninguna influencia sobre lo que ocurre en los estudios...


II.

Hace 7 años, el 11 de septiembre de 2001, 19 terroristas árabes tomaron control de 4 aeronaves comerciales en Estados Unidos. Consiguieron estrellar dos contra el World Trade Center, derribando ambas torres; una contra el Pentágono; y la restante se precipitó a tierra en el estado de Pennsylvania.

Lo más suave que se puede decir de aquel incidente es que fue muy raro. ¿19 árabes venciendo a la potencia más importante del mundo? Imposible, ¡si Hollywood nos enseñó que son brutos, primitivos e ignorantes! Por eso, mucha gente llegó a pensar que los americanos se dejaron cometer el atentado (no los que trabajaban en el WTC, esto es, sino su gobierno). No por ninguna teoría conspirativa, sino porque esos analistas no podían concebir que gente de cejas gruesas y nariz ganchuda e increíblemente boba fuera capaz de un sofisticado ataque. A menos que Hollywood mienta en su descripción de los árabes, pero sabemos que Hollywood no miente.

Otros pensaron que Israel misma había propiciado los ataques. Señalaban a los cinco israelíes que fueron vistos filmando el ataque y celebrando, algunos de los cuales fueron sospechados de ser espías. Uno de ellos, Sivan Kurzberg, fue fotografiado por sus compañeros sonriendo con las torres en llamas al fondo y sosteniendo un encendedor prendido en la mano, igual que se hace en los conciertos de música popular cuando se quiere saludar un espectáculo del que se disfruta mucho.

Todo ello condujo a algunos a pensar, antisemitamente, que los israelíes se alegraron con el ataque.

Lo cual, desgraciadamente, fue confirmado por el antiguo primer ministro (y firme candidato para las próximas elecciones) Biñamín Netañau (en transcripciones anglosajonas, Benjamin Netanyahu). El 12 de septiembre de 2001, informaba el New York Times en la página A22:

Preguntado anoche qué significaba el atentado para las relaciones entre Estados Unidos e Israel, Benjamin Netanyahu, ex primer ministro, replicó: "Es muy bueno".

Netañau se dio cuenta inmediatamente de la enormidad que había dicho, y corrigió inmeditamente su acto fallido:

Luego se autoenmendó: "Bueno, no es muy bueno, pero generará inmediata solidaridad". Predijo que el ataque "reforzaría el vínculo entre nuestros dos pueblos, porque nosotros hemos experimentado el terror durante muchas décadas, pero los Estados Unidos acaban de experimentar una hemorragia masiva por el terror".

En vista de la inmensa circulación que se dio al video del grupo de palestinos que celebraban el 11-S, uno pensaría que la foto del judío israelí Sivan Kurzberg sonriendo con un encendedor prendido y las Torres Gemelas ardiendo en el fondo también debería haber recibido difusión universal, lo mismo que las exultantes palabras de Netañau.

Pero no; alegrarse por un ataque terrorista no es lo mismo si uno es un palestino de cejas gruesas y nariz ganchuda que si uno forma parte de la siempre creciente masa de sobrevivientes del Holocausto.

domingo, 7 de septiembre de 2008

De Pallywood al Hollycausto



La foto de arriba estuvo involucrada en un escándalo durante la guerra que Israel desató sobre el Líbano en 2006, matando a 1.191 civiles para vengar un incidente fronterizo en que murieron exactamente 0 civiles. A la foto se la editó digitalmente, agregándosele humo para incrementar el efecto dramático de los bombardeos israelíes en Beirut. Como se ve, la imagen parecería transmitir que, como resultado de las bombas israelíes, varios edificios de la capital libanesa entraron en combustión.

Y efectivamente entraron en combustión, dado que la foto es la original, no la trucada (ver la comparación entre ambas aquí; a mí personalmente hasta me parece más impactante la imagen sin trucar). Esto es, la foto original, por sí sola, ya transmitía un nivel de destrucción elevado, y la imagen adulterada no agrega, de hecho, demasiado dramatismo a la acción, lo cual puede ser índice de la incompetencia del periodista gráfico que practicó la edición, pero también puede ser índice de la destrucción perpetrada por los israelíes (que era de tal magnitud que era difícil de "mejorar").

Ello no obstante, esta foto ha sido un gran caballito de batalla para los sionistas, los cuales tratan de establecer que si esta foto fue adulterada (aun cuando el "valor agregado" de los retoques sea irrelevante) ya hay que sospechar de todo el material gráfico que provenga del Medio Oriente (siempre y cuando inculpe a Israel).

De hecho forma parte de una estrategia de "denuncia" contra lo que ellos llaman Pallywood, palabra tomada de un video elaborado por Richard Landes (pueden verlo aquí), en el cual se muestran distintos fraudes en que incurrieron periodistas y otras fuentes palestinas, manipulando material gráfico, escenificando acciones de guerra que no ocurrieron, simulando muertes o lesiones, etc.

Lo primero que llama la atención al ver Pallywood es lo inocuo de esas dramatizaciones. Se ven escenas caóticas, con gente que finge ser alcanzada por balazos, personas que son arrastradas fuera de la escena como si estuvieran gravemente heridas, etc.; pero nada que no forme parte de lo normal en un estado de guerra. La distorsión está en que se muestran acciones que no ocurrieron, no en que se vean comportamientos israelíes particularmente atroces. Ninguna descalificación de la conducta bélica israelí podría basarse en las escenas de Pallywood. Esto contrasta fuertemente con las escenas CERTIFICADAS de atrocidades israelíes, como dispararle a un prisionero atado y vendado (video), usar un niño de 13 años como escudo humano (foto), dar puñetazos salvajemente a un estudiante en un puesto de control (video), tirar abajo la puerta de una casa hiriendo a una mujer y dejar que esa mujer muera mientras los soldados destrozan las habitaciones de la vivienda (video, con explicaciones en inglés), o, en el caso de los colonos, golpear bestialmente con palos a unos ancianos, usando máscaras que recuerdan perturbadoramente al Ku Klux Klan (historia y video).

Dicho eso, indudablemente está mal que se truquen fotos y videos, y estamos de acuerdo con la Hasbará en que ese comportamiento periodístico es inaceptable.

Pero con lo que no estamos de acuerdo es con la conclusión a que llegan: que si los palestinos mintieron en las escenas de Pallywood, entonces también mintieron en todos los demás videos que demuestran la culpabilidad israelí. Sacar conclusiones generales a partir de una cuidadosa selección de datos es un conocido truco retórico que no confiere absolutamente ninguna validez a dichas conclusiones.

Lamentablemente, los sionistas no son los únicos en usar ese truco. Están en la deshonrosa compañía de los negadores del Holocausto, quienes han señalado inconsistencias y mentiras en los relatos relativos a ese genocidio, y por lo tanto "concluyen" que no hubo ningún Holocausto.

Por ejemplo, el Centro Simon Wiesenthal, uno de los baluartes de la preservación de la memoria del holocausto, fue precursor en eso de agregar humo a las fotos.

Para analizar la evolución de ese reprobable comportamiento, podemos recurrir a Wayback Machine, un archivo donde se recogen todas las páginas de Internet y se preservan para su ulterior uso por investigadores, aun cuando la página sea dada de baja. Veamos lo que ocurrió con una página del Centro Simon Wiesenthal cuyo historial está aquí. Como se ve, la página fue instalada por primera vez en 1999, y fue dada de baja en 2006.

Si accedemos a la versión del 18 Nov 1999, vemos esta imagen:



Con el dramático pie de foto:

Mientras estos prisioneros eran procesados para usarlos como mano de obra esclava, muchos de sus amigos y familiares eran gaseados e incinerados en los hornos del crematorio. Se puede ver el humo en segundo plano.

Realmente encoge el corazón ese humo. Lástima que, a diferencia del de Beirut, no sólo estaba exagerado sino que no existió.

El fraude fue advertido por los negadores del Holocausto, que en esta página denunciaron al Centro Wiesenthal con gran mordacidad.

Al ser desenmascarado, el Wiesenthal sustituyó la foto por la verdadera, como se puede ver en la versión del 4 Dic 2000:



Con el pie de foto:

Mientras estos prisioneros eran procesados para usarlos como mano de obra esclava, muchos de sus amigos y familiares eran gaseados e incinerados en los hornos del crematorio.

Ninguna referencia al anterior humo.

A diferencia de Reuters, que pidió perdón por su error, JAMÁS el Centro Wiesenthal reconoció haber trucado las fotos, en lo que muy bien podríamos calificar del Hollycausto: técnicas de edición fotográfica destinadas a volver más espectacular el Holocausto. Por supuesto, la prensa mundial tampoco otorgó la mínima trascendencia a este fraude, demostrando sus dobles estándares, dado que el trucaje de las fotos de Beirut recibió una cobertura inmensa y universal (¡y eso que los sionistas no ejercen absolutamente ningún control de los medios!).

Pero se dirá que esta foto es evidencia anecdótica. Sin embargo, hay más.

Todos ustedes sabrán que los Nazis elaboraron jabón con los judíos. Por ejemplo, leemos en una emotiva historia sobre dos viejitos sobrevivientes del Holocausto:

Freda también estuvo en Auschwitz, y vio a David a través de una verja de alambre. Las mojeres tenían más comida que los hombres y Freda pasaba de contrabando sopa y pan bajo una verja de alambre para alimentar a su hambreado esposo.

"Eso duró sólo unos pocos días", dijo Freda. "Después David desapareció. Yo no sabía nada de él ni él de mí."

David fue enviado a otro campo de trabajo donde fue forzado a hacer jabón con cadáveres judíos.

Pues bien: don David mintió (aunque, probablemente, no a sabiendas). Jamás hicieron los nazis jabón con los judíos. En 1991 el historiador israelí Iehuda Báuer concluyó fehacientemente que se trataba de un mito sin asidero. En sus elocuentes palabras:

Hay que luchar contra las percepciones erróneas del Holocausto, aun si grandes números de sobrevivientes las aceptan como ciertas. No es que los nazis no fueran capaces de esta atrocidad [elaborar jabón con los judíos] --ciertamente lo eran-- pero, en los hechos, no la cometieron.

Los negacionistas del Holocausto se agarran de esto para afirmar que, si la anécdota más repetida sobre ese genocidio es falsa, entonces toda la historia relativa al mismo es inválida.

Los sionistas calcan esa técnica, y afirman que si las acciones registradas en Pallywood son falsas, entonces no existe ninguna opresión de los palestinos, ni existe apártheid en Palestina.

Nunca más válido que aquí aquello de que los extremos se tocan.

sábado, 6 de septiembre de 2008

"Los árabes viven mejor en Israel"

Leemos aquí:

En cuanto a los árabes israelíes, si viajas de los países árabes a Israel te sorprenderás de cuánto mejor viven los árabes israelíes que sus vecinos árabes.

O aquí:

También me gustaría añadir que los árabes israelíes viven mejores vidas que cualquier otro árabe en el Medio Oriente.

O aquí:

Tampoco es un secreto para nadie que los árabes-israelíes viven mejor en el estado judío que en cualquier país hermano[.]

O en este sitio que reproduce palabras del historiador israelí Benny Morris:

Los árabes israelíes disfrutan de mucha más libertad, mejores servicios sociales, etc., que en todos los estados árabes que los rodean [a Israel].

Como se ve, el concepto de que "los árabes viven mejor en Israel" es ampliamente popular no sólo en la blogósfera sionista, en que podemos suponer que las emociones pueden obnubilar el sano juicio, sino también entre estudiosos serios como Morris.

Pero ¿es cierto? "Vivir mejor" es un concepto difícil de definir. En Occidente tendemos a asociarlo con una mayor disponibilidad de bienes materiales, aunque somos conscientes de que el dinero por sí solo no implica una mayor calidad de vida. El ejemplo de las personas multimillonarias que viven esclavas de la droga es elocuente en ese sentido.

Morris menciona la "libertad" de que disfrutan los árabes israelíes. Sin embargo libertad no es solamente poder votar y publicar artículos en diarios. Los árabes son víctimas de discriminaciones que disminuyen su libertad. Por ejemplo, en los aeropuertos el equipaje de los israelíes árabes es marcado diferentemente del de los judíos: antes se apelaba a etiquetas de colores (rojo para los árabes, azul para los judíos); ahora se usan números (1 para los judíos; 2 y 5 para los árabes). Esas marcas sirven para que el equipaje de los ciudadanos árabes (repetimos: ciudadanos árabes ISRAELÍES) sea examinado mucho más exhaustivamente, lo que en la práctica significa detener al viajero árabe por un considerable tiempo, privándolo así temporariamente de su libertad simplemente por el prejuicio racista estatal de que todos los árabes son terroristas.

En otro ejemplo, si bien no existe en Israel ningún impedimento legal para que los árabes vivan donde quieran, en la práctica se les ponen obstáculos intolerables. Por ejemplo, Adel Kaadan, un enfermero árabe, intentó mudarse por primera vez al pueblo judío de Katzir en 1995; la población local se opuso. Recién en 2007 pudo comenzar a edificar su casa, luego de una lucha de más de una década en que debió apelar a la Corte Suprema. Perdió ni más ni menos que 12 años de su vida en batallas legales... ¿debe un árabe de Egipto esperar tanto para mudarse de un pueblo a otro? Y los ejemplos se comienzan a multiplicar. Así, en 2006 el kibutz Hasolelim se opuso a aceptar a una familia árabe que quería incorporarse a la comunidad; el caso está pendiente de resolución.

De modo que yo no puedo asegurar que los árabes de Israel vivan "mejor que los ciudadanos de cualquier país árabe".

En cambio, sí puedo afirmar algo para lo cual no necesito de interpretaciones subjetivas: no viven más tiempo.

En efecto, en el pasado los árabes israelíes tenían una expectativa de vida abismalmente superior --por ejemplo-- a los de Jordania. Ya no es así. Recientes estudios determinaron que los ciudadanos judíos de Israel viven 4 años más que los ciudadanos árabes. De acuerdo con esto, los judíos israelíes viven 80,4 años, y los árabes 76,4. Ver los detalles aquí.

Mientras tanto, en Jordania los árabes viven 78,55 años.

Quiere decir que en la paupérrima Jordania los árabes viven más de dos años más que en la descomunalmente rica Israel, que tiene uno de los ingresos per cápita más altos del mundo.

¿La explicación? Los árabes viven aplastados en Israel, con escuelas llenas de asbesto (uno de los motivos por los que Kaadan se quiso mudar), sin espacios verdes y con una asistencia estatal de calidad inferior. Pese a las fantasías de Morris sobre su acceso a "servicios sociales", el Estado en muchos casos directamente no los provee a la población árabe. Por ejemplo, cuando se hizo un reciente mapeo sobre la incidencia de cáncer en la población israelí a fin de prevenir la afección, se estudiaron 62 localidades. De ellas, solamente 1 era árabe (recordemos que los árabes constituyen el 20% de la población). Se incluyó a poblaciones judías pequeñas, como Kiriat Shmona o Alto Nazaret, y se dejó fuera a ciudades árabes bastante mayores, como Umm al-Fahm o Nazaret (si Jesús viviera... lo dejarían morirse de cáncer).

De modo que respeto mucho las afirmaciones sionistas incuantificables. Pero en algún momento tenemos que analizar datos concretos, y éstos nos dicen que gracias a la discriminación que los árabes sufren en Israel, ellos ya no tienen mayor expectativa de vida que los de "cualquier otro país árabe", como en el pasado.